Testimonios
El deseo de tener una vida sencilla
de David (19 años)
Creo que todos nos hemos dado cuenta poco a poco de que vivimos en un mundo sumamente desagradable. Un mundo que entretanto nos prohíbe hacer cosas normales, nos excluye y nos convierte en extraños.
Entretanto ni siquiera se me permite ir a mi universidad para escuchar clases sin hacer un test, como también muchas otras cosas normales. No sé cómo te va a ti, pero a veces yo sí que verdaderamente estoy harto de todo eso. «¿Qué fácil sería mi vida si pudiera ser como todos los demás?» Sin oponerme a las mentiras de la corriente dominante, sin invertir mi tiempo libre en proyectos familiares y cinematográficos, y simplemente recrearme los fines de semana….
Este deseo de libertad y ligereza desgraciadamente mueve a muchos jóvenes de nosotros a buscar un camino más fácil. Hace poco tiempo tuve una conversación sobre este mismo tema. Me pregunté: «¿Para qué tomarse tantas molestias? ¿Para qué tener una vida tan «dura» cuando podríamos tenerla fácil como todo el mundo?» Pero el Señor me pudo abrir de nuevo los ojos. Porque el deseo de tener una vida fácil y libre no se cumple siendo como los demás. Por ejemplo, no soy libre si me dejo vacunar en contra de mi voluntad sólo para poder llevar por fin de nuevo una vida «normal». Tampoco soy libre si salgo de fiesta todos los fines de semana y simplemente hago lo que quiero sin tener que «estar en contra» en todas partes. La verdadera libertad y simplicidad la encuentro en el organismo, en el nuevo mundo, donde puedo ser un órgano que funciona. Si me dejo guiar por una intuición divina y puedo entregar mi vida completamente y sin cesar a ÉL, no tengo ni una sola carencia. Pude volver a tener los ojos completamente abiertos para ver al nuevo mundo y el tremendo privilegio que supone crecer en un tal mundo con amigos tan valiosos como vosotros. ¿No es eso 1000 veces más valioso que una vida en el individualismo? ¿Una vida en la que estás completamente solo y no tienes un Dios a tu lado que te respalda y quien ya tiene la solución para cada problema? Podemos experimentar la verdadera libertad cuando ya no nos dejamos limitar por circunstancias externas (3G normativas, etc.). La verdadera libertad empieza en nuestro interior.
¡A través de este cambio de perspectiva, me reencantó esta verdadera libertad, la vida con Dios, la vida en el organismo y, por tanto, también la vida en nuestro ministerio! Espero que en tu vida cotidiana tú también aprendas a descubrir de nuevo esta verdadera libertad, este nuevo mundo. Juntos somos la luz de la nueva era contra la que ninguna oscuridad puede competir. Llenaremos los libros de historia del futuro y contaremos a nuestros hijos y nietos cómo hemos derrotamos al viejo mundo.
¿Me ayudarás?
Tu Dave
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